12 May 2025
A medida que el nuevo marco NIS2 toma forma, el panorama digital está evolucionando rápidamente, y también lo están los desafíos para asegurar la tecnología operativa y las infraestructuras críticas. El entorno actual exige no solo un cambio tecnológico, sino también una transformación cultural en las organizaciones. Así es como los próximos cambios regulatorios están remodelando nuestro enfoque:
Los nuevos requisitos ahora incorporan a una gama más amplia de sectores bajo estrictas obligaciones de ciberseguridad. Las empresas, desde operadores de telecomunicaciones de tamaño mediano hasta sistemas de control industrial heredados, ahora deben cumplir con estándares integrales de seguridad y gestión de riesgos que anteriormente solo eran aplicables a unos pocos selectos. Esta expansión obliga a cada parte interesada a evaluar y actualizar sus marcos de ciberseguridad de manera proactiva.
Se espera que las organizaciones construyan políticas de ciberseguridad sólidas respaldadas por evaluaciones de riesgos periódicas. La integración de estos procesos en entornos de OT de larga data, que históricamente estuvieron aislados de los rápidos avances digitales, representa un desafío operativo significativo. Exige no solo actualizaciones técnicas, sino también una renovación en la gobernanza, asegurando que cada nivel de la organización participe activamente en la protección de los activos digitales.
El marco revisado exige que los incidentes de ciberseguridad se informen dentro de las 24 horas, seguidos de un seguimiento rápido y exhaustivo para abordar las vulnerabilidades emergentes. Para los sistemas OT, donde la detección de incidentes es inherentemente más compleja, este cronograma acelerado plantea un objetivo desafiante pero esencial para mitigar el riesgo y minimizar la interrupción operativa.
Las medidas de seguridad ahora deben extenderse más allá de los límites inmediatos de una organización para cubrir toda la cadena de suministro. Muchos entornos OT dependen de una combinación de hardware y software propietario, lo que hace crucial reevaluar cómo se gestionan los riesgos de terceros. Un enfoque holístico para la supervisión de la cadena de suministro garantiza que cada componente cumpla con los estándares de seguridad mejorados.
Un cambio clave sitúa a la alta dirección directamente al mando de la estrategia de ciberseguridad. Este cambio requiere una transformación cultural donde los ejecutivos a nivel de consejo defiendan activamente las iniciativas de seguridad y tomen decisiones estratégicas que equilibren el riesgo con la eficiencia operativa. Incorporar una mentalidad de seguridad desde la cima es ahora más crítico que nunca.
Reflexionando sobre el viaje colectivo dentro del campo de la ciberseguridad, queda claro que estos cambios regulatorios exigen tanto un compromiso personal como una transformación organizacional. ¿Cómo ha abordado su organización estos desafíos en evolución?
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